viernes, 26 de junio de 2015

¿Hay razones para que haya colegios tomados?
El vocero del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires sostuvo que no hay razones para que haya colegios tomados. Sin embargo, Delfina Hermelo, vocera del colegio artístico Mastrazzi afirma que las  condiciones edilicias y la reforma propuesta por NES denotan la crisis que atraviesa la educación secundaria. Son trece los colegios tomados: Lola Mora, Cerámicas 1, Lengüitas, Cortázar, Mariano Acosta, Falcone, Lenguas Vivas, Mariano Moreno, Agustín Tosco, Normal 8 y Juan B. Justo, entre otros.
La serie educativa es codependiente de la serie política y social. Podríamos, incluso, afirmar que  en la intersección entre los diversos conjuntos que conforman la construcción hegemónica del poder se da la tensión entre las series. Es en ese  punto de tensión en el que se configura el poder. De ahí que pensar la violencia en las escuelas implica reconocer la tensión y es allí donde se perciben las diferentes manifestaciones de violencia que se entrecruzan en el interior de las instituciones: violencia en la escuela, hacia la escuela y de la escuela como sostiene Brener en su artículo publicado en la revista IRICE, 2011:


 


Vale discernir sobre tres formas distintas de entender la relación entre violencias y escuela: las violencias de, en y hacia la escuela. Las violencias de la escuela  remiten al conjunto de situaciones que produce la misma institución, el tipo de relaciones pedagógicas, sus formas de evaluar,  el sistema disciplinario, etc. La frontera que separa la escuela de la sociedad es cada vez más frágil, más permeable. Hay distintos tipos de violencias que se originan por fuera de la institución escolar, pero se expresan también en su interior. Podemos ubicar aquí situaciones ligadas a rivalidades (barriales, familiares, deportivas, entre otras) que suelen ingresar  al territorio escolar, confirmando que la escuela no es ni un santuario ni un mundo ideal, que no es ajena a dichas conflictivas. Estas situaciones las identificamos como  violencias en la escuela. Finalmente, algunos ejemplos de violencias hacia la escuela pueden identificarse en aquellas situaciones en que las escuelas están sobre demandadas y especialmente subdotadas (presupuestos, recursos, mantenimiento, etc.) Otras de sus variantes se expresan en las violencias simbólicas que a través de los medios construyen miradas estigmatizantes sobre los “alumnos violentos”, en torno a la escuela pública o soslayando el derecho de docentes a reclamar por mejores condiciones laborales. Es frecuente observar en diarios de alcance provincial y nacional el uso de términos peyorativos al referirse a niños y jóvenes, como , “patota infantil”, “pequeños delincuentes”, “mafia colegial” o “minichorros””. Y en estos modos de nombrar a los más jóvenes suelen mostrarlos como sujetos peligrosos ocultando su condición de sujetos en peligro. Significaciones que alimentan toda una construcción social del miedo,” (“Escuela y violencia en los medios de comunicación. Leer entre líneas, ensayar una mirada crítica”).

 

La violencia en, hacia y de, son formas de constituirse los movimientos de poder hacia el interior y exterior de la institución educativa. La toma de colegios que se está desarrollando en Capital Federal pone en evidencia la intersección y la lucha por el espacio dominado; quienes toman el colegio resisten a la investidura del poder que trata de coaccionar sobre la educación pública. A la vez, el proceso de resistencia, al volverse mediático, constituye en sí mismo un ejercicio de violencia hacia la escuela pública en tanto institución. Paradojas de un modelo que responde a los intereses económicos y que hace del discurso disidente una estrategia discursiva massmediática para profundizar el discurso sobre la crisis de la educación pública.
 
A continuación, le presentamos al lector una cobertura y un artículo publicados esta semana sobre el tema: la primera del Diario La Nación y la segunda enviada por mail desde las agrupaciones estudiantiles.
 
 
Fuente: La Nación, martes 23 de junio de 2015 | 
Reforma
Ya suman 13 los colegios porteños tomados por alumnos secundarios.
Exigen participar del proceso de modificación del sistema de educación media; la medida comenzó hace cuatro semanas.

Estudiantes secundarios porteños extendieron ayer a 13 el número de colegios tomados contra la reforma del sistema de educación media que impulsa el gobierno local. Exigen participar de las decisiones y, además, mejoras edilicias.
Las tomas comenzaron hace cuatro semanas en la Escuela de Bellas Artes Lola Mora, del barrio de Lugano, y se fueron extendiendo hasta alcanzar ayer a 13 establecimientos de esta ciudad: las escuelas artísticas Rogelio Yrurtia, Aída Mastrazzi y Cerámicas 1, y los colegios Lengüitas, Julio Cortázar, María Claudia Falcone, Mariano Acosta, Lenguas Vivas, Mariano Moreno, Agustín Tosco, Juan B. Justo y Normal N° 8 Julio A. Roca. Los dos últimos se sumaron ayer a la protesta que lidera la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), que reúne a los centros estudiantiles secundarios porteños.
Voceros del Ministerio de Educación porteño señalaron a LA NACION que no hay razones para que haya colegios tomados e indicaron que el diálogo continúa abierto. Advirtieron, también, que se recuperarán los días de clases perdidos.
Por su parte, los alumnos reclaman una reunión "en la que estén presentes el ministro Esteban Bullrich y autoridades de infraestructura junto a delegados de cada uno de los colegios en conflicto", dijo a Télam un estudiante del colegio Julio Cortázar, Cristofer Loyola.
También exigen obras en las escuelas, "que se están cayendo a pedazos; faltan vidrios en las ventanas, se caen parte de los techos y hay muchas en las que no hay ni calefacción", agregó. Rechazan, además, "el cierre de cursos en los colegios artísticos. Por una resolución del gobierno porteño, si hay menos de 12 alumnos tiene que cerrarse el curso o, como dicen ellos, tiene que fusionarse. Si hay cursos con más de 35 personas tienen que abrir uno nuevo y, sin embargo, no lo hacen".
En el Lenguas Vivas, los estudiantes ampliaron la toma al nivel primario el viernes pasado por los problemas edilicios. Y docentes del Mariano Acosta, otro de los colegios que están tomados, le envió ayer un petitorio al Ministerio de Educación porteño para que "se revise y se vuelva discutir todo el ciclo orientado de los bachilleratos", según confirmó a Télam la rectora, Raquel Papalardo, quien puso como ejemplo los cambios que tendrán en la denominada Nueva Escuela Secundaria (NESC) algunas asignaturas básicas, como Biología.
Marina Ampuero, de la Coordinadora Estudiantil del Lengüitas, adelantó a LA NACION que hoy habrá asambleas en los colegios que no están tomados para analizar sumarse a la protesta o, de lo contrario, cómo participar del reclamo del CEB. El viernes por la tarde los estudiantes se movilizarán a la sede del Ministerio de Educación porteño, en la avenida Paseo Colón al 200, y mañana habrá cortes de calles. Los horarios y los lugares se decidirán en nuevas asambleas.
Dijo que ayer, con otros estudiantes, un padre y un docente de su colegio participó de una reunión con un representante de la cartera educativa porteña para buscar una solución del conflicto en el instituto, pero los alumnos rechazaron cualquier negociación individual.
 
 
 


 
Fuente: Secundario Caba, 23 de junio, 2015
13 colegios tomados: "Macri quiere ser presidente pero está desquiciando la educación en la Ciudad"
 
 
"Ya somos 13 los colegios tomados", informó Delfina Hermelo, vocera del colegio artístico Mastrazzi, uno de los pioneros en un movimiento que ya reúne a los estudiantes del Yrurtia, Lola Mora, Cerámicas 1, Lengüitas, Cortázar, Mariano Acosta, Falcone, Lenguas Vivas, Mariano Moreno, Agustín Tosco, Normal 8 y Juan B. Justo. "Muchos otros colegios están teniendo asambleas y quieren sumarse, pero el gobierno de Macri y las autoridades presionan para que esto no ocurra", remató Hermelo. La delegada estudiantil denunció que "también La Cámpora y el sindicato kirchnerista UTE-CTERA están trabajando para levantar las tomas, ya que comparten la orientación de la NES. En el Acosta, la rectora Papalardo, una referente del kirchnerismo, llegó incluso a requerir la intervención de la Policía Federal por la toma, contra sus propios estudiantes".

 

Por su parte, Julián Asiner, presidente de la FUBA y candidato a legislador por el Frente de Izquierda en la Ciudad, declaró: "Macri quiere ser presidente pero está desquiciando la educación pública". Asiner denunció que "la reforma PRO está implicando cierre de cursos, eliminación de orientaciones, despido de docentes y hacinamiento". El titular de la FUBA reclamó que "el ministro Bullrich reciba a los secundarios". Asiner aseguró que "los colegios están en un estado deplorable: en el Lenguas Vivas hay ratas y hasta alacranes, el Yrurtia tiene paredes electrificadas y en el Che Guevara no hay gas hace 9 meses". El candidato del Frente de Izquierda finalizó reclamando "el tratamiento urgente de los proyectos de ley presentados por Marcelo Ramal en la Legislatura, que plantean la suspensión de la NES por dos años y la declaración de la emergencia edilicia en los colegios de la Ciudad". 

 

 

 

 

 

miércoles, 3 de junio de 2015

La educación para adultos al cadalso

El bachillerato para adultos está atravesando una de las crisis más profundas de su historia: deserción permanente, nuevas propuestas que permiten obtener títulos secundarios con un esfuerzo mínimo y programas caducos que no se relacionan con la forma de vida de quienes tienen que ingresar en el sistema, son algunos de los factores que parecen condenarlo a muerte.



La pregunta acerca de si es posible la educación de adultos en el contexto social que presenta el conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires y las normativas, que instancian nuevas formas de obtener el título de nivel medio, implican en sí la necesidad de formular la pregunta por la educación de adultos. No  es lo mismo entregar un título de nivel medio, como lo hacen los nuevos sistemas educativos que desarrollan el bachillerato en plazos menores a los dos años,  que invitar al sujeto excluido durante el período de su educación formal a reingresar al sistema educativo y hacerle viable la posibilidad de recibir una educación formal donde prime el conocimiento intelectual y las posibilidades de apertura al campo laboral.

El bachillerato para adultos está siendo decantado por la propia normativa que genera modelos intermedios que hacen que el estudiante se aleje de la posibilidad de la educación formal a cambio de recibir en un corto plazo el título que le permite mantenerse en la condición sub-laboral que generalmente afecta a aquellos que por distintas razones han quedado excluidos del sistema educativo. Preguntarse por el lugar  que ocupan, hoy por hoy, los bachilleratos para adultos implica repreguntarse por la relación inclusión/exclusión;  educación formal/educación informal; sistema laboral/ exclusión laboral.

Sin duda alguna, las alternativas que ofrece el sistema afectan en la población estudiantil que durante años atravesó la escuela para adultos. La urgencia por el título para mantenerse dentro del sistema laboral y la precariedad de la calidad de los programas alternativos invitan a los jóvenes y adultos a inscribirse en los sistemas paralelos. Obviamente, la urgencia triunfa sobre lo importante y el mismo mercado auto-justifica la necesidad de no preocuparse por la calidad sino por entregar  aquel título que prefigura  haber atravesado el nivel medio. Sin embargo, lo importante es abandonado: la calidad educativa, el proyecto de inclusión social se auto-justifica bajo el disfraz de clase que a priori condiciona el lugar del sub-ocupado. Además, la lejanía que muestra la educación para adultos con sus bachilleratos de tres años del campo laboral concreto motiva la deserción que es la otra arista compleja del mismo. Justamente por ello es que cabe repreguntarse en cómo instaurar una educación de adultos en clave de derecho y de inclusión social.

Pensar la educación en clave de derecho y de inclusión social es justamente pensarla atravesada por la referencia inmediata al campo laboral concreto; pero es también pensarla en clave de calidad cosa que el desmantelamiento que se ha hecho en las escuelas de provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires en las últimas décadas parece negarlo. La escuela desmantelada, la escuela galpón de la que habla Lewkowicz es también la escuela en la que se vacía el significado del bachillerato para adultos. Sólo así se explica la deserción masiva que se produce en el primer año de estudios.
Repreguntarse por el lugar que debe ocupar, hoy por hoy, la educación de adultos es pensar la escuela con derecho a la calidad educativa y a la inclusión social.